No caigas en los juicios de gusto, sino en los de valor.
Ahora te hablamos, como agencia, con el corazón en la mano.
Este es el diálogo más temido con nuestros clientes:
– No me gusta
– ¿Por qué?
– No lo sé, pero no me gusta.
Reconócelo, eso no es un argumento, no ayuda, y genera un problema.
Nunca podemos juzgar una estrategia de marketing, o las piezas que la componen, en base a nuestro gusto personal.
El argumento ha de ser racional. Fundamentalmente porque es improbable que tú formes parte del perfil de tu público objetivo y, por lo tanto, no compartas sus códigos de comunicación.
Si a ti no te gusta el fútbol, eso no quiere decir que sea un mal canal para publicitarte. Si a ti no te gusta un determinado tipo de música, no quiere decir que esa música no sea la idónea para conectar con las emociones de tu público.
Cuando algo no te guste debe ser porque sabes que no va a funcionar. O porque transgrede la política de comunicación de tu marca. O la filosofía empresarial.
Es decir, un "no me gusta" que en realidad es un "no es para mi marca".
LECCIÓN 19 (DE 30) DE MARKETING: Nada a contracorriente.
LECCIÓN 21 (DE 30) DE MARKETING: Marketing City, ciudad sin ley.