Estar no tiene ningún valor, lo que cuenta es participar.
Este capítulo es breve. Enlazando con lo anterior y siendo conscientes de las limitaciones de presupuesto a las que te puedes enfrentar, a lo mejor tienes la tentación de estar en todas partes (se supone que para que te vean cuando tus clientes potenciales pasen por allí) pero volcando los recursos de los que dispones en una única fase que, normalmente, es siempre la del final de embudo.
Vale más que no estés a que seas el convidado de piedra. Perjudicará a la reputación de tu marca estar sin participar.
El ejemplo más claro lo tenemos con las empresas que arrancan sus campañas diseñando una presencia en redes sociales y una estrategia de contenidos que nunca llevan a cabo pero que, su mera y pasiva presencia, evidencia que se han quedado a medias. Perfiles sociales que llevan meses sin actualizar ni contestar a los mensajes, o blogs cuyo último artículo publicado es demasiado antiguo.
Esto queda tan deslucido como las vallas publicitarias descoloridas y con el logotipo lleno de desconchados.
Y todo afecta a la reputación de tu marca. Así que te recomendamos que sólo estés si vas a hacerlo bien. Porque estar por estar no es buena idea.
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