Uno de los pilares sobre los que se construye el éxito en una estrategia de inbound marketing es el enfocar los esfuerzos a un único objetivo.
En uno de nuestros post más leídos "El error más importante y frecuente en una web que nos impide captar leads" hablamos de algo que tienes que tener muy en cuenta en inbound marketing:
Evita el síndrome del buhonero.
Resumiendo, denominamos síndrome del buhonero a la tentación –consumada en pecado la mayor parte de las veces– de aprovechar los recursos que empleamos para hacer lo que se denomina venta cruzada: si alguien está interesado en esto, probablemente lo esté en esto otro también, así que se lo voy a ofrecer todo, y si no es una cosa será otra, pero algo caerá.
Craso error... hasta que hayamos conseguido el objetivo.
Luego, obviamente, no sólo no es un error, sino que es exactamente lo que hay que hacer.
Pero luego.
En el post anterior dedicado a explicar la fase 1 en la creación de una campaña de inbound marketing –definición del público objetivo o buyer persona– incidíamos en la necesidad de adecuar la estrategia a cada buyer persona.
Sucede exactamente lo mismo con el objetivo de campaña. Toda la estrategia ha de estar dirigida a conseguir el objetivo marcado. Sin distracciones.
Y únicamente cuando se cumple el objetivo, ofrecemos al visitante de nuestra web o perfil social recursos que nos permitan alcanzar un nuevo objetivo.
¿Desde un punto de vista práctico cómo se traduce esto?
Por ejemplo, en el diseño y contenidos de la landing page. Céntralos –diseño y contenidos– en el objetivo que tienes marcado.
No incluyas enlaces a otras secciones de tu web, no muestres banners que saquen al usuario de tu landing page sin haber rellenado el formulario. En la landing page el usuario sólo se puede hacer tres cosas:
- Informarse sobre lo que va a obtener a cambio de enviar el formulario.
- Rellenar y enviar el formulario.
- Compartir la landing page en redes sociales o por correo electrónico con otras personas.
Si no hace ninguna de estas tres cosas es que no le interesa lo suficiente. Y en ese caso él tampoco te interesa a ti.
Recuerda que el objetivo del inbound marketing es conseguir leads cualificados que se transformen en ventas y, posteriormente, en clientes satisfechos que actúen como apóstoles de tu marca.
Evidentemente, esta dureza de corazón, este dejar marchar a una aparente oportunidad de venta sin una lágrima, es porque tienes muy claro que lo que le estás ofreciendo es realmente relevante para él. Y que le has atraído con argumentos claros e inequívocos. Por lo tanto, si no lo quiere es porque no le interesa y no merece la pena ni perder el tiempo, ni derramar lágrimas.
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