Adaptar no significa cambiar radicalmente.
Salvo que tengas un problema con tu marca, como competidores que la han copiado y no tienes recursos (o ganas) para ir legalmente contra ellos, o que tu marca represente unos valores que ahora están socialmente cuestionados, un cambio de identidad corporativa es una inversión de tiempo, dinero y organización muy elevada.
Si el único problema de tu marca son las hombreras, quítaselas y continúa con ella. Y si la decides cambiar totalmente, te aconsejamos que antes de nada te pares a pensar en cómo quieres ser percibido, analices a tu competencia, y elabores una exhaustiva lista de los soportes en los que vas a tener que adaptarla junto a las limitaciones o posibilidades de reproducción de esos soportes: uniformes, vehículos, envases, papelería, publicidad, web, redes sociales, rotulación exterior, señalética... la lista, dependiendo del tamaño de tu empresa puede alcanzar dimensiones pantagruélicas.
Elabórala y será una guía excelente para organizar y priorizar los trabajos.
Y recuerda, si cambias, nunca vistas los colores de tus competidores.
Te invitamos a descargar la guía ¿De verdad necesitas cambiar la imagen corporativa de tu empresa? 10 factores que te ayudarán a decidir en donde desarrollamos con detalle cuándo debes abordar un cambio de identidad corporativa..
LECCIÓN 17 (DE 30) DE MARKETING: Las hombreras ya no se llevan, en serio, quedan raras
LECCIÓN 19 (DE 30) DE MARKETING: Nada a contracorriente.